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Reportaje
Los fervientes aficionados del Glorioso celebraron antes, durante y después del Benfica-Auckland City, dando vida al Inter&Co Stadium, donde vibraron y empujaron a las águilas hacia la victoria (6-0) en el duelo del Mundial de Clubes. Ni siquiera la tormenta les disuadió.
21 junio 2025, 01h36
Afición
En Orlando, los aficionados del Glorioso comenzaron a aparecer en vísperas del duelo Benfica-Auckland City (6-0), correspondiente a la 2ª jornada del Grupo C del Mundial de Clubes, anticipando el feliz reencuentro con sus ídolos.
Por toda la ciudad, en las inmediaciones del Estadio Inter&Co, los benquistas ya se hacían notar con la camiseta sagrada puesta.
La mañana del viernes amaneció con un sol cálido, mucha humedad y el entusiasmo propio de quienes no pueden explicar la pasión que los mueve. Los benfiquistas se dirigieron poco a poco al recinto. Algunos viajaron en grupo, otros se unieron como tales, en amistades forjadas en el refugio de un rojo brillante y apasionante.
José Guimarães, de 56 años, residente en Estados Unidos desde 1986, estuvo en Miami viendo el partido Boca Juniors-Benfica, y, en compañía de Óscar Barroso, de 41 años, y sus respectivas familias, se dirigieron a Orlando para seguir a las águilas, subrayando el propósito que los une. "Este sentimiento, el benfiquismo, se amplía cuando estamos lejos. Solo con hablar del Benfica se me pone la piel de gallina", afirmó.
El antiguo empleado de una empresa informática habló de la "enfermedad" que siente por el Benfica. "¡Cuando pierde, ni siquiera puedo ver la televisión!", exclamó. Óscar Barroso va más allá. "Yo soy realmente fanático, lo sigo todo, y cuando el Benfica no gana, ni siquiera puedo ver la BTV", dijo con orgullo.
Sandro Amarante, de 46 años, y su hijo Rodrigo, de 14, se entienden en inglés y criollo, pero comparten una pasión que se refleja en su vestimenta. "Es una sensación única estar aquí apoyando al Benfica", confesó el padre, que viajó recientemente de Boston a Orlando y siempre está dispuesto a reivindicar sus raíces caboverdianas, idolatra a Renato Sanches. "Mi hijo también es un apasionado del Benfica", añadió, después de traducir la pregunta que le hicimos al joven defensa central. "El Benfica está en todas partes", elogió Sandro.
Manuel Mamede, de 52 años, dejó Vila de Frades, en Alentejo, para acompañar al Benfica en Miami y Orlando, y encontró en el lisboeta João Sequeira, de 23 años, un compañero de grada, afirmándose ambos con el lema "siempre presentes".
"Siempre conocemos a gente del Benfica, es genial. ¡Es la convivencia! Siempre hay un Benfiquista en todas partes. ¡He conocido a gente que ha venido desde Canadá! Los Benfiquistas nunca están solos", ratificó Manuel Mamede.
La demostración de benfiquismo en estado puro continuó dentro del estadio... Aproximadamente una hora y media antes del inicio del encuentro, en las gradas del Inter&Co Stadium se escuchaba "¡Benfica!", amplificado con la entrada al campo de los comandados de Bruno Lage para sentir el césped y el recinto, así como a quienes ya vibraban en él.
La promoción del Ser Benfiquista por parte de Kökcü, en inglés, y de António Silva, en portugués, fue el lema del primer ensayo general que se vio de un coro organizado de forma espontánea. Entre los muchos Benfiquistas, se encontraban representantes de la filial Sport Newark e Benfica.
Ya en los primeros minutos del partido, los aficionados del Benfica recuperaron una vieja costumbre del antiguo Estadio da Luz. Entonando cánticos como "Eu amo o Benfica" (Amo al Benfica) o "Força, Benfica!" (¡Ánimo, Benfica!), marcaron el ritmo con fuertes golpes de pies en la estructura metálica del recinto, provocando un ruido contagioso para los atletas, que intentaban corresponder. El primer gol llegó justo antes del descanso y comenzó a dar color a la fiesta.
Esta se mantuvo incluso durante la larga interrupción del partido, debido a la tormenta que azotó la ciudad durante unas dos horas, acompañada de lluvia y truenos, lo que en Estados Unidos hace inviable la práctica de deportes al aire libre.
Cuando la tormenta cesó, volvieron a las gradas, de las que habían tenido que abandonar por motivos de seguridad, y continuaron con su característico y vibrante espectáculo.
La segunda parte fue un auténtico festival para la gran mayoría de los 6730 espectadores presentes en el recinto. La fuerza del Benfica volvió a salir a relucir, con los aficionados coreando "Benfica, allez!" y "Força, Benfica", empujando al equipo hacia la goleada.
Al final, el equipo rindió un merecido homenaje a los aficionados del Benfica, que ovacionaron y aplaudieron lo que habían visto y vivido. António Silva, al salir, regaló la camiseta a un aficionado, mientras los atletas salían entre fuertes aplausos y con el "Eu amo o Benfica" (Amo al Benfica), que se escucha en la Catedral, como banda sonora de una tarde cargada de mística y fervor. ¡Fue al estilo del Benfica!
Texto: Rui Miguel Gomes
Fotos: Tânia Paulo / SL Benfica
Última actualización: sábado, 21 de junio de 2025