"Es un amor que no se explica"

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Siempre presentes, siempre entusiastas, siempre apasionados. Los aficionados del Benfica viajan a todas partes, a cualquier rincón del mundo, y no escatiman esfuerzos para alimentar su genuino sentimiento por el club. ¡Ni la lluvia, ni la nieve, ni el calor les detienen! Y así fue en Charlotte, en el Bank of America Stadium, el martes 24 de junio, en el duelo del Benfica con el Bayern Múnich en el Mundial de Clubes, aunque en las gradas la temperatura tórrida llevara a la tentación de buscar sombra.

En Carolina del Norte, concretamente en Charlotte, los 27 grados a las 8:00 de la mañana eran presagio de un calor creciente que alcanzaría los 38 grados, pero con una sensación térmica de 42 y un viento de 9 kilómetros por hora que poco se notaba. Las alertas por calor extremo... eran solo eso, alertas, pensaron los seguidores del Benfica.

En las calles de Charlotte, en las inmediaciones del Bank of America Stadium, situado en el centro de la ciudad, los aficionados rojiblancos fueron reuniéndose. Algunos llegaron el día anterior, otros durante la mañana del martes. Los que se desplazaron en coche buscaron lugares para aparcar, desembolsando cantidades del orden de 30 dólares para estacionar los vehículos que transportaban tanta pasión. Los que viajaron en avión, sabiendo que los vuelos internos "son baratos", como nos confiaron, encontraron más comodidad en su bolsillo para ir a Charlotte que a Miami, donde la comida y la estancia en los hoteles "cuesta un poco más".

Jesse Teodoro, de 31 años, y su compañera, Joana Teodoro, de 33, no pensaron en tal cosa cuando reservaron el viaje desde Canadá a Charlotte. "¡Recorrimos 1200 kilómetros y llegamos ayer [lunes, 23 de junio] por la noche! Ahora estamos buscando a los aficionados del Benfica. Venimos de Hamilton", dijo, explicando que en la región de Ontario, entre Toronto y las Cataratas del Niágara, "viven muchos Benfiquistas".

"¿Sabe? Es un amor que no se explica. Para nosotros es más difícil vivir lejos del Benfica. Cuando el Benfica juega en la Liga de Campeones, es difícil salir temprano del trabajo para poder ver el partido. No es fácil salir a las 15:00", exclamó Jesse Teodoro, confesando su alivio por haber asumido hace aproximadamente un año el papel de empresario y haber iniciado un negocio en el sector de la jardinería. Ahora "será más fácil", aseguró.

Venâncio Alves, de 52 años, con la camiseta del Benfica de la temporada 1993/94 puesta y deseoso de conseguir un autógrafo del presidente Rui Costa, entonces número 10 de ese equipo campeón nacional, viajó desde Nueva Jersey y enseguida confió a quién venía, acompañado por su hijo, Vítor Alves, de 21 años. "No hay ningún club como el Benfica. En nuestra zona hay muchos Benfiquistas, muchos de los cuales están aquí presentes", afirmó. Su descendiente, nacido en Estados Unidos, también con la camiseta sagrada y una bufanda del SLB, definió su presencia en la ciudad, cerca del equipo de su club del corazón: "¡Es un momento surrealista!".

La presencia de aficionados del Bayern en las inmediaciones también se notaba, pero el entusiasmo de los rojos era sincero. Luís Taboeira, de 55 años, empresario, nos habló de cómo es "vivir el Benfica con mucho amor", también él originario de Nueva Jersey. "Es una oportunidad para encontrar a la familia benquista, a mis amigos del Benfica", nos dijo el hijo de Luís, Tyler Taboeira, de 12 años. "Me gusta mucho el Benfica, es muy bueno verlo aquí en directo", declaró el joven portero, mientras su padre nos mostraba en el móvil los momentos en los que Trubin y Pavlidis firmaban su camiseta en el garaje del Estádio da Luz. "¡He ido muchas veces! Es precioso", respondió.

VIAJES DE 10 HORAS HASTA CHARLOTTE

Muchos benfiquistas emprendieron viajes de 10 horas en coche hasta Charlotte. El presidente de la filial Sport Newark e Benfica, Virgílio Gomes, de 45 años, que lleva 21 en Estados Unidos, también mostró sus colores y, con un puro en la boca, propio de ocasiones festivas, nos dejó su certeza. "¿Vivir el Benfica? ¡Se vive igual! Es sólo una diferencia física. Voy a menudo al Estádio da Luz", señaló, explicando lo difícil que fue organizar viajes en autobús para apoyar al Benfica en los partidos del Mundial.

"No lo organizamos, pero no fue por falta de interés. El problema fue que muchos querían ir en avión, otros en coche... ¡Pero los organizaremos a partir de ahora!", aseguró. "Nuestra filial también va bien económicamente. Tenemos cerca de 600 socios de pago y una buena conexión con Portugal y el Benfica", afirmó Virgílio Gomes, en las inmediaciones del Bank of America Stadium.

En el estadio de los Carolina Panthers - equipo de fútbol americano que milita en la NFL- y del Charlotte FC - equipo de fútbol que milita en la MLS -, inaugurado en 1996 y con capacidad para 75.000 espectadores, los primeros aficionados entraron a las 13:00 hora local (18:00 hora continental), en pleno calor, y los Benfiquistas se hicieron notar con sus camisetas rojas, acompañadas de bufandas y puntales de Portugal, distinguiéndose de los colores de los campeones alemanes.

Tampoco faltaron los aficionados turcos, con sus camisetas del Galatasaray y la bandera de su país, y de sus compatriotas Kökcü y Aktürkoğlu. Trubin también vio su bandera ucraniana en las gradas.

... ¡Y GANÓ EL BENFICA!

La presencia de Bruno Lage en el campo, acompañado por el cuerpo técnico, poco más de 1 hora y 20 minutos antes del inicio del partido fue el punto de partida para los saludos de los aficionados del Benfica, que se amplificaron poco después, cuando los principales jugadores de las águilas se reunieron en la alfombra verde, mientras los alemanes se dirigían a los vestuarios.

Cuando, 25 minutos antes del inicio del partido, se oyó "Ser Benfiquista", antes del anuncio oficial del equipo, se levantaron las bufandas y se oyeron las voces lusitanas, rindiendo especial homenaje a Di María y Otamendi, acompañadas de aplausos cuando se mencionaron sus nombres.

¡Glorioso SLB! fue el cántico más fuerte, y la explosión de júbilo ante el gol de Schjelderup en el minuto 13 fue contagiosa. Incluso ante la respuesta alemana en las gradas, los aficionados del Benfica nunca se rindieron y animaron al Glorioso con la pasión única que les caracteriza.

Al final, la histórica victoria contra el Bayern de Múnich (1-0), el primer puesto del Grupo C del Mundial de Clubes y el consiguiente pase a los octavos de final de la competición se celebraron efusivamente... y el icónico ¡Y ganó el Benfica! se oyó en las entrañas del Bank of America Stadium, alternándose con ¡Benfica, Benfica, Benfica!, correspondido con los agradecimientos de las estrellas. ¡Fue mítico y extraordinario!